
No digas nada, mi amor.
Déjame ser monólogo
Que, una y otra vez
Ronde los arabescos
De esta tarde.
Estoy cerca de ti.
Escucho tus suspiros,
Llegan a confines de mi mente;
Quedan clavados en el corazón.
¡No digas nada, mi amor!
Tu voz inquietaría
Las algas aprisionando mi ser,
Amarran mis sueños
A la tierra con su calidez,
Invita permanecer en ella.
Basta amor que diga: ¡TE AMO!
MARINA DE LA CUEVA
Bella pintura de Cristina Fournier, de Costa Rica, en mi poder desde hace tantos años, y trae los recuerdos de una época que perdura en mi corazón. Mis hijos todos juntos y yo sintiéndome protectora de ellos. Creo que he cumplido lo que una madre hacer por sus hijos. Han sido largos años pero a pesar de todo, hay mucho guardado que ilumina mi vida.
Hilda Marina