ABUELO JUAN RAMON
He llegado en silencio. Abstraída.
Tantos recuerdos pegados a paredes
De mi pequeño, maravilloso mundo.
Ese mundo que no concibo lejos de mí
Circunstancias casuales impidieron
Quedarme a seguir hilvanando
Sueños esperanzadores y claros,
En lo que era mi universo infantil.
¡Los años han caído pesadamente!
El tiempo ha quedado estático.
Todo lo que viví renace en amaneceres
Suaves, tersos, dulces, de mi niñez.
Tiempo que permanece como
Lucecita brillante y enternecedora;
Ilumina el baúl azul que en su misterio
Emana el perfume de camelias
Y de verdes pinares de aquel entonces.
Eres el inolvidable personaje de mis días.
Constante en pensamientos y en corazón.
Fue uno tu propósito. Uno tu sueño.
Forjar un porvenir prometedor a tu pueblo.
Ver crecer retoños de tu árbol gigantesco.
Trabajo constante para ver brotar
Frutos de sabiduría, de paz y prosperidad.
Extender tus alas esplendorosas
Sobre ese valle inquieto de Copán.
Es que entrar en ese tiempo maravilloso
De mis primeros años, en la fragua de tu temple,
De tus sabias palabras, de tu ternura paternal,
Unió eslabones con fuego de eternidad
Dejando el sentimiento de siempre estar
Al lado de todos los que te amamos.
Pero… Abuelo, lloro cuando han pasado los años,
Y las gentes borraron los celajes encendidos
De los atardeceres, y olvidaron tu nombre.
Fechas cuando palpo tu presencia luminosa:
Veinte de octubre, tu cumpleaños,
Dos de febrero, hasta las rosas de tu jardín
Quedaron mustias y los limonarios
De diminutas florecillas blancas
Se amarraron en guirnaldas para adornar tus raíces.
Y cubrir los ocasos del atardecer.
El pueblo te amaba, volcado en caravana pesarosa
Dando rienda suelta al murmurar de los pinares.
Te fuiste en silencio. Quedaste en mis pupilas
En perennidad de luces. Me guían todavía.
Semana de noches lúgubres y de presagios.
No quería entender que tu tiempo llegaba.
Se apagaran los celajes del atardecer.
Nadie conoció mis desvelos profundos,
Cavilando, enternecida con tu ternura.
Presintiendo tu dolorosa ausencia.
Aprendí a sorber las noches silenciosas.
El sueño se aleja cuando la mente despierta
El panorama es desolador. Golpea el alma.
Así es mi existencia. Cae la noche.
Sueños truncados. Tragedias azotaron mi sino.
El miedo al cruel mundo me hace frágil.
Impone huellas. Sangra el corazón.
Pero… guías mis pasos ¡Recuerdos siempre!
El pueblo, corredores vacíos de tu presencia.
Vives en mí, igual papá y mamá,
Mi hijo, mi esposo, mis hermanos y quienes
Son parte del corazón y de mis sueños.
Este día gris, te vuelvo a pensar.
Tus brazos protectores disiparán sombras.
Esta fecha, dolorosa, martilla mi cerebro.
El amor a mis seres me hace regresar
Sigo bregando en el mar de los recuerdos.
19 de JULIO, 2010
MARINA DE LA CUEVA